viernes, 12 de septiembre de 2025

consecuencias del lenguaje chabacano en la santeria

En la Regla de Oshá e Ifá se enseña que la palabra es ashé, es fuerza viva que puede abrir caminos o cerrarlos. Nuestros ancestros yorubas, al llegar desde África, trajeron consigo un idioma cargado de humildad, riqueza y poesía espiritual. En cada canto, rezo y patakí, la palabra no se usaba para ofender ni engrandecerse, sino para construir respeto, unidad y sabiduría.

Hoy, muchos caemos en la chavacanería del hablar: vulgaridad, gritos, frases que hieren o buscan sobresalir por encima de los demás. En especial en la forma cubana de expresarnos, a veces confundimos la picardía con la grosería, y la sinceridad con la falta de respeto. Eso nos hace ver maleducados o egocéntricos, cuando en realidad venimos de una raíz que honra la palabra como puente con lo divino.

Los ancestros nos dejaron la enseñanza de que la voz debía ser clara como el agua, suave como la palma y firme como el tambor. Por eso, un tip mágico que puedes aplicar es:

🔮 Cada vez que vayas a hablar, pregúntate si lo que vas a decir podría ser cantado como un rezo en tu bóveda o ante tu Orisha. Si la respuesta es sí, tu palabra lleva ashé. Si la respuesta es no, entonces corrige el tono, la intención o la forma, porque la palabra sin respeto no alimenta, sino que destruye.

Así transformamos el hablar cotidiano en una herramienta de bendición y dignidad, y seguimos el ejemplo de los yorubas, que convirtieron su dialecto en patrimonio de la humanidad a través del canto, la poesía y la oración.

Con el tiempo, en nuestra cotidianidad, sobre todo en Cuba, muchas veces caemos en la chavacanería del hablar:

  • Cuando confundimos la gracia popular con la vulgaridad.

  • Cuando creemos que ser sinceros significa hablar sin filtros ni respeto.

  • Cuando usamos la burla o el grito como muestra de fuerza, olvidando que el verdadero poder está en la calma y en el dominio de la lengua.

Los yorubas nos enseñaron que la palabra debía ser como el tambor sagrado: firme, digna y con propósito. No es lo mismo decir:

  • “¡Tú no sirves para nada!” ❌ (palabra que destruye)

  • Que decir: “Aprende, porque en ti hay grandeza que aún no despierta.” ✅ (palabra que guía).

No es lo mismo gritar con arrogancia:

  • “¡Yo soy el que más sabe aquí!” ❌

  • Que afirmar con humildad: “Lo que sé, lo comparto para que todos caminemos juntos.” ✅

No es lo mismo usar la grosería como muletilla:

  • “Ese tipo es un c….” ❌

  • Que decir: “Ese hermano tiene defectos, pero también tiene luz, vamos a ayudarlo.” ✅

🔮 Tip mágico: Antes de hablar, imagina que tus palabras son un rezo en tu bóveda espiritual. Si suenan indignas frente a tus muertos o tus Orishas, corrige el tono. Así, tu boca se convierte en un instrumento de ashé y no de veneno.


📿 Refrán espiritual (para recordar en momentos de tentación):
“Òrò dáa ni ń so ayé dáa; òrò burúkú ni ń so ayé rú.”
(La buena palabra hace que el mundo sea bueno; la mala palabra hace que el mundo se tuerza).


🌟 Frase final de reflexión:
Quien domina su lengua se domina a sí mismo, y quien habla con humildad, siempre será recordado como un sabio y no como un necio.

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