lunes, 13 de septiembre de 2021

Los Yorubas y los Perros.🐕

 Los Yorubas, HASTA HOY EN DÍA, conservan la tradición de dar nombres significativos a sus animales domésticos; en especial a sus perros, y de ese vínculo incondicional, nacen muchas historias y patakíes que aparte de la enseñanza que nos reportan, es una fiel reproducción de la evolución de este magnifico animal, hasta nuestros días.

hoy compartiremos algunos, donde se representa al perro, y la sabiduría histórica de nuestros ancestros.

no te lo pierdas.


LOS PATAKÍS, contribuyen a desarrollar la imaginación y la creatividad, son pequeñas lecciones muy interesantes en forma de divertidas historias; las cuales encierran una enseñanza o moraleja, y que en el caso de los yorubas, dejaron plasmado en los oddúns, siempre para que se realice el estudio de los mismos.

y sin más, comenzamos por uno muy interesante.

Ereurú, y su perro.

Ereurú, era un hombre déspota que maltrataba a la gente por nada, tenía un perro que siempre lo acompañaba. 

sus enemigos, se pusieron de acuerdo para castigarlo, pero ureurú, se enteró a tiempo y huyo al monte; allí encontró una tinaja y se escondió dentro de ella, pero el perro, su fiel compañero, se quedó fuera.

Pasaron las horas; al perro, le dió hambre y se fue para el pueblo, donde los enemigos de Ereurú le dieron comida para luego seguirlo; le encontraron dentro de la tinaja, y lo mataron, para que se acabara el abuso que tenía con la gente.

por eso recuerda:

enseñanza de ifá; Que tu poder no sirva para abusar y maltratar. No debes crear enemigos, ni pequeños ni grandes. Siempre que abuses de otro tendrás que pagar una deuda.

el siguiente patakí, se titula.

LA PORFÍA ENTRE EL PERRO Y LA JICOTÉA.

El perro y la jicotea, se pusieron en una porfía para saber cuál de los dos llegaba primero a un determinado sitio. 

La jicotea, quiso prepararse y fue a visitar a Obatalá para hacerse una rogación con un hueso y una maraña de hilo.

llevó el Ebó al camino por donde tenía que pasar el perro. Cuando pasó, el perro se entretuvo en roer el hueso, con la confianza que, cuando la jicotea estuviese cerca del final, él, con sólo dos saltos la pasaría y sería el primero en llegar a la meta.

El perro, estaba tan entretenido con su hueso, que cuando pasó la jicotea él no la vio, y al cabo de un rato pensó.

"¿qué le habrá sucedido a la jicotea?", y decidió emprender su camino, pero se enredó en la maraña de hilo, luego vio a la jicotea llegando a la meta, lo cual ya no tuvo remedio, y así el perro perdió la apuesta.

moraleja.

Una cosa piensas tú y otra tu contrario. La excesiva confianza no es síntoma de seguridad; No subestimes a nadie.

el siguiente, se llama; El camaleón y el perro.

El camaleón, que tenía solamente un color, y carecía de collar, era muy envidioso. 

Por ese motivo odiaba al perro, porque siempre que le veía, lo veía de diferente color, y con un collar puesto.

Un día, el camaleón le preguntó, que como se las arreglaba, que siempre tenia un color diferente, y él no, incluso lucía más bonito que él.

En esto, pensó el camaleón y dijo; yo voy a ver como es posible esto. Y al otro día, salió a registrar la casa de orunmila, para hallar una cosa que fuera igual al perro.

Orunmila, le dijo que tuviera cuidado, que no envidiara, y que tampoco le deseara mal a nadie, porque el mal que se busca para otros, sobre uno mismo se venía.

Entonces orunmila, le hizo rogación y le dijo; vaya,  ya usted está como quería.

Cuando el camaleón llegó al monte, se trepo en un árbol, y enseguida cambió de color, en eso notó al perro y lo llamó. Y le dijo: 

mire compadre. 

Y saltando para otra rama también cambió de color, él lo miraba, pero, nunca pudo ganarle al perro.

en vista de esto el camaleón, volvió a casa de orunmila para que este le diera Otra cosa, para dominar al perro y vencerlo. Orunmila le contestó, que lo que el deseaba era una cosa mala, y que se acordara que el mal que uno hace y deseaba para el otro, sobre uno mismo se venía. 

Pero, tanto se empeñó, que orunmila se decidió a complacerlo, y realizó otro trabajo.

Cogió unos polvos y se los dio. Y, al Entregárselos, le recomendó al camaleón, que primero tenía que ir para su casa sin mirar a nadie en la calle, mientras tanto no debería hacer uso de los polvos.

Cuando  llegó a su casa, tocó la puerta y sale a abrir su madre;

se olvidó de la recomendación que le hizo orunmila, y tan pronto la madre le abre la puerta, alzó la vista y la miró, cayendo ésta muerta.

Desde entonces, cada vez que la gente ve a un camaleón, le tira piedras y le dá palos, y se pasa la vida cambiando de ramas, cambia también de color, y le sale en su garganta una especie de collar que saca.

El camaleón permanece maldecido de por vida, porque mató a su iyaré, es decir, a su madre.

moraleja; quien desea hacer el mál, el suyo viene caminando.

La vida de los Yorubas, desde sus más remotos orígenes, ha estado marcada profundamente por las

creencias religiosas tradicionales, y entrelazado con la naturaleza, y en especial con los animales.

maferefun todos los orichas.

mucho aché.




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