En la Santería o Regla de Osha-Ifá, la sopera o tinaja del Orisha es más que un simple receptáculo; es el ile (casa) donde residen la energía vital, los atributos y, sobre todo, los otanes (piedras sagradas) que representan a la deidad. La presencia o ausencia de agua en este espacio sagrado no es accidental, sino una manifestación directa de la naturaleza y el dominio de cada Orisha.
La Distinción del Elemento Vital
La norma fundamental es que solo los Orishas cuya morada se encuentra intrínsecamente ligada a las aguas llevan este elemento de forma permanente en sus soperas:
Orishas de Agua (Residencia Permanente):
Yemayá: La Madre de los Peces, dueña del Océano y las aguas saladas. Su sopera debe contener agua permanentemente, un símbolo del vasto mar que es su reino.
Ochún: La dueña del Río, de las aguas dulces, la fertilidad y la sensualidad. Su tinaja también contiene agua de río (o simbólica) para reflejar su dominio fluvial.
Orishas de Tierra, Fuego o Aire (No Residencia Permanente):
Orishas como Changó (Fuego/Trueno), Obatalá (Aire/Cielo/Montaña), Ochosi (Bosque), y los Ibeyis (Jimaguas/Gemelos) no tienen su residencia principal en el agua.
Sus soperas contienen los otanes y atributos que los representan. El agua, en estos casos, se utiliza solo para refrescar (enfriar el temperamento), limpiar (a través del Omiero o agua sagrada en ceremonias), o como ofrenda puntual. No es su medio de vida habitual. Por lo tanto, el agua no se mantiene permanentemente, ya que podría contradecir o mitigar su naturaleza elemental.
Patakí (Enseñanza): La Bendición del Agua y el Dominio Asignado
Se cuenta en los caminos de Ifá que cuando Olodumare (Dios Supremo) estaba creando el mundo y asignando los reinos a los Orishas, les dio un mandato fundamental:
"Cada uno habitará en el lugar donde su fuerza es más plena y poderosa. El sitio de vuestra morada será vuestro espejo y vuestro sostén."
Así, a Yemayá le fue entregada la inmensidad del Océano, y a Ochún, la sinuosidad de los Ríos. A Changó, se le asignó el dominio de la palma, la candela y el trueno. A Obatalá, la pureza de la montaña y el aire.
Cuando llegaron los Ibeyis (Taiwó e Kehinde), los gemelos traviesos y poderosos que traen la prosperidad y doblegan el mal con su alegría, Olodumare les dio un mandato especial:
"Ustedes, mis pequeños guerreros, son el balance del mundo. Ustedes no pertenecen a un solo elemento, sino a la felicidad y la armonía en todos. Su fuerza reside en la Tierra, en las ofrendas dulces y en el juego. Sus piedras no se ahogarán en el agua, sino que serán lavadas para que su energía permanezca siempre limpia y clara, como la verdad. Los lavarán y refrescarán con dulzura, pero el fuego de su espíritu debe permanecer seco para que su alegría no se apague."
Por eso, sus soperas (sus casas) se mantienen secas, esperando las ofrendas de frutas y dulces. El agua solo llega en momentos de ceremonia o para refrescar los otanes, asegurando que la energía de estos niños eternos esté siempre activa y sin obstáculos.
Conclusión de lo Aprendido
La sopera es el reflejo del hábitat del Orisha. La pregunta de si "llevan agua" es, en esencia, preguntar "¿dónde vive este Orisha?". Los Ibeyis, al igual que los Orishas de tierra y fuego, se refrescan con agua para limpiarse y mantener su energía pura, pero no la llevan de forma continua, preservando así el dominio terrestre, dulce y juguetón que les fue asignado por Olodumare.
Frase Hermosa sobre el Tema:
"El agua en la sopera no es adorno, es morada; y en la casa de los Ibeyis, la morada es la alegría, que se limpia con rocío, pero se mantiene viva en la tierra firme de la fe."
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